Hay dos tipos de globos, los de látex y los de nylon y metal. Los de látex no son totalmente horribles para el planeta porque, en algún momento, se biodegradan. El problema es que el proceso puede durar hasta un año, durante el cual los globos que se escapan o se sueltan a propósito se convierten en basura y pueden acabar en el estómago de animales que los confunden con comida. Aparte de que, si llevan una cuerda atada, lo más seguro es que sea de plástico, con las consecuencias que eso conlleva.
Con respecto a los de nylon (los que tienen ese aspecto metalizado) no tienen ninguna cualidad que los aconseje. Al ser de plástico, tienen por detrás una significativa huella de carbono y les queda por delante una larga vida como basura y contaminantes, porque no son biodegradables.
Se supone que los globos existen para traer unos minutos de disfrute a nuestras vidas, un toque de alegría. Pero antes de hacer eso, algunos ya han contribuido a contaminar el planeta. Y después continuarán haciéndolo. Lamentablemente, no hay globos que sean completamente biodegradables y que no tengan un impacto ambiental negativo, así que la única alternativa es no usar globos. Punto. Después de todo, ¿se pueden justificar esos poco minutos de alegría y disfrute humanos conociendo los impactos negativos de los globos? Por otro lado, ¿podemos prosperar como sociedad sin globos? Estas son las preguntas que tenemos que hacernos.
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