Las toallitas húmedas son convenientes. Hasta que dejan de serlo. Como, por ejemplo, cuando contribuyen a crear un fatberg, porque realmente no se pueden tirar al inodoro. O cuando acaban como basura en nuestras calles o el campo, donde pueden tardar hasta 100 años en descomponerse, si es que se descomponen, que todavía no se sabe. Y, en cualquier caso, mientras se degradan, producen microfibras y microplásticos que son imposibles de eliminar del medio ambiente.
La humanidad ha sobrevivido el 99.99% de su existencia sin toallitas húmedas. Podemos – debemos – seguir viviendo sin ellas.
Para ayudarte a hacerles tururú, hemos puesto una receta alternativa en la foto.
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